¡Es un real, irracional, trascendente o infinito! Eso puede sonar a un gran insulto, pero no lo es, son sus características como número, un número a pesar de escribirse con vocal.
El número e, conocido como la constante de Napier o el número de Euler, viene a ser fundamental al cálculo como lo es π a la geometría. Se dice que es un número irracional puesto que no puede expresarse por la razón de dos números enteros, sus números decimales son infinitos y además es trascendente porque no puede ser expresado como la raíz de ecuaciones algebraicas con coeficientes racionales.
El “abuelo” de e fue John Napier, quien nació en 1550 en Edimburgo. Él fue el primero en definir y trabajar con los logaritmos (Mirifici Logarithmorum Canonis Descriptio, 1614) o números artificiales como los llamó, con lo cual se simplificaron los cálculos matemáticos y fue posible realizar otros, ya que las multiplicaciones se pueden sustituir por sumas, las divisiones por restas, las potencias por productos y las raíces por divisiones.
La idea de Napier para concebir los logaritmos fue la comparación entre 2 progresiones, una aritmética y una geométrica. Años después fueron publicadas, en un apéndice al trabajo de Napier, unas tablas de logaritmos naturales de varios números pero en base e, aunque aún no se reconocía como una constante.
El símbolo e hace su aparición en una carta que escribió Leonhard Euler a Goldbach en 1731. En los siguientes años Euler realizó varios descubrimientos en torno a e y en 1748 publicó su obra Introductio in analysin infinitorum, un texto sobre las funciones matemáticas, donde proporcionó un análisis completo y demostró que:
Referencias
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